Thomas Malthus y la "Trampa Malthusiana"

La Teoría Malthusiana, concebida por Thomas Malthus en su "Ensayo sobre el principio de la población", propuso una relación intrínseca entre la producción agropecuaria, el crecimiento demográfico y los recursos finitos. Según Malthus, la producción agrícola resulta de la combinación entre el trabajo humano y la tierra, considerando esta última como un factor productivo fijo. Su teoría postula que cualquier incremento en la población tendría un efecto negativo sobre el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, ya que más individuos trabajarían sobre la misma cantidad invariable de tierra. Esto se sustenta en conceptos económicos como la ley de rendimientos marginales decrecientes y la productividad marginal decreciente del trabajo, que indican que añadir más trabajo a una cantidad limitada de tierra resulta en una menor productividad adicional por unidad de trabajo.


Según Malthus, cualquier mejora en el PIB per cápita, ya sea por avances tecnológicos o apertura comercial, tiende a aumentar la población. Esto se debe a que un mayor nivel de vida estimula a las familias a tener más hijos, tener mayor bienestar o temporalmente reduce la tasa de mortalidad. Esta conexión entre el progreso económico y el crecimiento demográfico ejerce presión adicional sobre los recursos disponibles, exacerbando la brecha entre la población y los recursos limitados.

La "Trampa Malthusiana" sugiere que el progreso tecnológico no puede sostener un aumento sostenido en el PIB per cápita, ya que cualquier mejora resulta en un aumento de la población, lo que disminuye el PIB per cápita, llevando a la economía a niveles mínimos de subsistencia.

Sin embargo, a pesar de su relevancia inicial, la realidad ha demostrado ciertas limitaciones en las predicciones de Malthus. Los avances tecnológicos han contrarrestado los efectos negativos del crecimiento poblacional sobre el PIB per cápita, desafiando las ideas sobre la capacidad limitada de la tierra para sostener el crecimiento. Además, cambios sociales, como el acceso a una mejor educación y niveles de vida más altos, a menudo conducen a una disminución en la tasa de natalidad, desafiando la suposición de un crecimiento demográfico incontrolable.

Se reconoce que instituciones sólidas son fundamentales para un crecimiento económico sostenible, al proteger los derechos de propiedad, fomentar la inversión y la innovación, y promover la competencia. En definitiva, aunque la teoría malthusiana ofrece un marco inicial, la realidad actual muestra que la relación entre población y recursos es más compleja, con factores como avances tecnológicos, cambios sociales y el papel de instituciones sólidas que desafían algunas de las predicciones más pesimistas de Malthus.


Fuente: https://www.globalhisco.com/p/historia-economica-2014-15-en-esta_24.html

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